Otra
vez se alarga la sombra del dopaje en el mundo del ciclismo, en este caso
aparece en el Tour y casualidad en sendas jornadas de descanso, el primer caso
con el Francés di Gregorio del Cofidis, en su día ya sospechoso al pertenecer
al polémico Astana.
Ayer el
segundo caso de dopaje destapado fue el sorprendente de Franck Schleck del
Radioshack. Positivo por Xipadime, un diurético que sumamos al índice de
materias dopantes o enmascarantes que la UCI nos muestra, cada vez en aumento.
Atrás quedan
los tiempos del EPO y la Nandralona, incluso el del Clembuterol de Contador.
Ya sea
un filete, una muestra de plástico en sangre, una orina con índices altos de
testosterona o una sangre muy rica en oxigeno.
En el
ciclismo siempre hay un problema y siempre se acrecienta y más con casos como
estos, cuya publicidad lejos de defender el derecho a inocencia, mediáticamente
mata el deporte de la bicicleta.
Y es
que lejos de soluciones se plantean problemas, falta criterio a la hora de
valorar la problemática de un deporte que aúna dureza y elegancia.
También
falta criterio en las sanciones, algunas muy mediáticas y en busca de cabeza de
turcos, ni la magnitud de quien es el culpable, si la nacionalidad del ciclista
tiene por bandera la roja y gualda. Las medidas son mas desproporcionadas, véase
a Valverde o Contador que ha perdido carreras en las que demostró estar limpio,
por un ínfimo positivo que encima no demuestra mejoría en rendimiento.
O Véase
el caso de Amstrong, libre de toda culpa y atacado por su propio país tras las
denuncias de muchos compañeros, pero con la UCI sin meterse.
En fin
no quiero ser nacionalista, pues siempre he pensado que el que la haga que la
pague y la limpieza siempre debe primar por encima de las trampas.
Ahora a
Frank le queda recurrir a la muestra B, pero ojo ya avisa si me da de nuevo
positivo denuncia por envenenamiento, y esto de que va de argucia judicial. O
de alargar un proceso ante una sanción.
Sin duda
no sabemos cómo acabara esta historia,
no sabemos hasta cuándo podremos decir STOP al dopaje, lo que está claro es que
la lucha sigue y es durísima.
Poco que añadir a tu acertado comentario, Jairo. Es una pena que este deporte tan maravilloso lleve ya tanto tiempo bajo sospecha. Ya me he acostumbrado a ver las etapas y a la vez sumar sospechas. Desde luego ya no veo el ciclismo con los ojos apasionados de hace unos años. Una pena.
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