domingo, 11 de septiembre de 2011

Conozcamos otros blogs; Abajo las opos con Educación y Deporte


Bueno, hoy en esta sección que de nuevo retomo tenemos el placer de conocer a Silvia, una buena amiga y compañera bloguera, con la que me unen lazos, de amistad por parte conyugal jijijiji como suena eso, la verdad que me gusta volver con esta sección de colaboración, en fin sin más os dejo con su presentación y su visión particular de el deporte, que desde un punto de vista educativo no esta mal.
¡Hola a todo el mundo! Lo primero, dar la gracias a Jairo por la oportunidad de presentarme y presentar mi espacio (www.abajolasopos.wordpress.com). Nació en un arrebato: había suspendido las oposiciones y deseaba matar a todo el mundo, pero entre el genocidio y la escritura ganó la opción más positiva. Lo que comenzó como un lugar para quejarme de lo complicado que está el mundo laboral, acabó siendo un blog de supervivencia. Ahí encontraréis experiencias laborales o cosas que se les parecen, mis vivencias como voluntaria no desinteresada y mis intentos recientes de aprender idiomas, entre otras cosas. Es un blog disperso, fiel reflejo de mi personalidad, pero hay un interés que subyace a esa dispersión: el interés por la formación. Soy maestra y psicopedagoga; quizá no ejerza jamás, pero esas son mis profesiones, y teniendo en cuenta que estoy escribiendo para un blog centrado en el deporte, lo más lógico es enfocar el tema desde el punto de vista educativo. De todos modos, me declaro incapaz de abordar el deporte desde el punto de vista deportivo; como mucho habré visto diez partidos de fútbol en mi vida y… por el baloncesto u otros deportes minoritarios mejor ni me preguntéis.

Yo de niña odiaba los deportes. Un buen o un mal maestro hace mucho en eso. En mis primeros años de escuela mi odio no era tanto, porque mis tutores supieron generar un entorno colaborativo en la clase de Educación Física. De cría sufría asma alérgica y eso implicaba que en ocasiones no diera más de mí. Hay profesores que fuerzan a los críos más allá de sus límites físicos. Es positivo animar al alumno a superarse, pero no hacerle reventar. El docente debe saber que unos alumnos están gorditos, otros delgados, otros tendrán los pies planos, habrá algún asmático, habrá algún miedoso que le tenga terror a hacer el pino… y debe procurar que todos ellos se superen y saquen lo mejor de la asignatura. Su finalidad, esto lo supe una vez que cursé mis estudios, no es convertir a los niños en atletas. Su finalidad es que se diviertan, que asimilen buenos hábitos y que las competencias personales que adquieran en el deporte les sirvan para todas las áreas de su vida.

Volviendo a mi caso de niña torpona y asmática, no me gustaba ser apartada, yo quería jugar con los demás, hacer lo que hacían los demás y agradecí tremendamente a mis tutores que me dieran permiso para alejarme del grupo y reponerme unos minutos cuando sufría algún ataque y que me permitieran reincorporarme cuando me sentía mejor. Parece una simpleza, pero como no volví a encontrar esa comprensión a partir de 7º curso (actualmente, 1º de ESO) y eso me llevó a obtener un certificado médico que me declaraba exenta de la materia. Por supuesto, debía asistir a clase, ver todo lo que hacían y compensar de algún modo esa práctica deportiva de la que me habían liberado.

No os imagináis lo fea que es la Educación Física teórica. La gente, imagino que hasta cierto punto podía envidiar que yo me liberara de pruebas que acababan resultando molestas e incluso vergonzantes. Es usual, o al menos lo era en mis tiempos, que los mismos profesores abochornen a los alumnos menos capaces de ejecutar ciertas peripecias. O, incluso cuando los profesores se mostraban más comprensivos, cuando favorecían situaciones como la típica en la que los alumnos deben decidir qué compañeros forman su equipo, quedando patente cómo los menos aptos físicamente, los menos queridos, o ambas cosas a la vez, eran relegados hasta el final porque nadie los aceptaba.

Todo ello llevó a que se creara en mí la idea de que la Educación Física es una “maría” diseñada a mala leche para atormentar a los menos hábiles físicamente y a agotar al grupo en general para que llegaran más relajaditos a la siguiente materia; que ya sabemos que un crío agotado molesta menos.

Y no es un farol: esta idea, casi tal y como la he expresado aquí, la expresé en uno de los muchísimos trabajos teóricos que debí entregar para aprobar la materia.

De todos modos, pese a que entregaba mis trabajos y hacía los exámenes que me asignaban, en una ocasión llegué a ir con la Educación Física a septiembre; algo que roza lo increíble. Entenderéis que fuera una alegría enorme librarme de ella en COU.

¿Cómo me reconcilié con el deporte? Hay que decir que mis estudios me ayudaron a ver que del mismo modo que hay quien enfoca el deporte desde la competición, hay quien lo enfoca desde la colaboración; que igual que hay quien le da una perspectiva machista - imaginad un profesor que mandara a los niños a jugar al fútbol y a las niñas a saltar a la comba- , hay quien lo enfoca desde la coeducación; que aunque hay profesores que han accedido a la enseñanza de la Educación Física sin ser muy conscientes de su poder educativo y se limitan a exigir a los alumnos que obtengan un determinado rendimiento físico, hay profesores que predican con el ejemplo, haciendo los ejercicios que piden a los alumnos, que les animan a superar sus limitaciones sin hacerles pasar por situaciones angustiosas y, sobre todo, saben abordar realmente la diversidad.

Los niños que han recibido una educación deportiva basada en el respeto al compañero, incluso en la solidaridad con éste, en el cumplimiento de normas – una de las mayores utilidades educativas del juego es la de enseñar al niño la importancia del juego limpio-, en la disciplina, pues es necesario ser disciplinado para conseguir lo que nos propongamos en la vida y en el deporte, y en el cuidado del propio cuerpo, entendiendo que el cuerpo no es sólo un lugar en el que habitamos, es lo que tenemos para interactuar con el exterior y de él depende en gran parte la calidad de nuestra vida; son niños que van a ir mejor preparados para superar los avatares de la vida que los entrenados para competir, los que piensan que da igual saltarse las reglas a fin de obtener una victoria a cualquier precio, los que no están entrenados para luchar por sus objetivos y se ven superados en cuanto llega la menor adversidad o los que no dan a su cuerpo la importancia debida; no en tanto a su estética, sino en tanto a su salud.

Se me viene a la mente un amigo de mi hermano menor. A este chico se le detectó una enfermedad degenerativa cuando era muy pequeño. Dicha enfermedad ha ido inmovilizándole cada vez más. Actualmente es paralítico. Por suerte, no le ha tocado la legislación educativa que me tocó a mí y, por suerte, fue dando con buenos profesores de esta materia. Aunque este chaval no tenga jamás la movilidad que tienen los demás, incluso irá a peor, puede beneficiarse como el resto, con la conveniente adaptación de la asignatura, de las ventajas y satisfacciones que da una adecuada educación deportiva; el ejercicio favorece que el avance de su dolencia se ralentice, se siente integrado con los compañeros al poder participar en mayor o menor grado de las actividades que hacen estos, y se le ha inculcado un gran sentimiento de superación; para él cualquier pequeño logro es un gran logro. Mi hermano me contaba que, para jugar al fútbol, como evidentemente no podía andar corriendo por el centro del campo, lo que hacía este chaval era pedir ser portero. Para eso, se bajaba de la silla, se tiraba al suelo y se colocaba de rodillas, saltando como podía para parar los balones sólo con las manos.

Os sorprenderá saber que sus compañeros no le despreciaban por su desventaja física. Al contrario, admiraban sus agallas – o dicho sin tanta finura, sus cojones- para jugar al fútbol de aquella manera y para participar de las actividades que participaban ellos. Y no sólo le admiraban, le ayudaban en cuanto podían; de donde se demuestra que los niños que podrían parecer “menos capacitados” para la materia no sólo pueden sacar tanto o más de ella como los otros; además, pueden suponer una gran enseñanza para los demás. Este chico enseñaba a todos sus compañeros cómo enfrentarse a las dificultades de la vida y ellos le correspondían con su cariño, apoyo y respeto; concepto muy distinto al de compasión.
Bueno, hasta el momento he estado hablando del deporte en general y de su enseñanza en las aulas, pero estoy en un blog dedicado específicamente al fútbol. Cada deporte, aporta unas cosas específicas. ¿Qué aporta el fútbol?

Nunca lo tuve tan claro hasta que vi – fue una de las extrañísimas situaciones en las que seguí una competición futbolística, incluso me enganché- el papel que hizo la Selección Española en el pasado Mundial. Y no sólo quedó claro para mí; pues me encontré con que muchos analistas habían descubierto que aquel equipo, aquellos jugadores, no se habían limitado a ser deportistas; con su ejemplo se habían convertido en educadores de la población general, comenzando por los niños, que son mucho más sensibles ante el papel que hacen sus ídolos, llevando los valores del fútbol, del deporte, a la sociedad y demostrando, aunque intenten vendernos lo contrario, que con el esfuerzo, la mentalidad de equipo (el todo es mucho más que la suma de sus partes) y el juego limpio se puede lograr el éxito y, cuando se logra así, es mucho más satisfactorio que cuando se logra de otro modo.

Si queréis profundizar en el tema del impacto que el papel de la Selección tuvo en nuestra sociedad, os recomiendo este enlace:
http://www.rrhhmagazine.com/articulos.asp?id=888


Dada la repercusión mediática de este deporte en la sociedad y, todo sea dicho, de lo bien que lo cobran, bueno es exigirles algo más que ganar partidos ¿no os parece? Que ya que tantos chiquillos tienen sus pósters en sus cuartos, les siguen y les admiran, que se hagan dignos de esa admiración y que colaboren en la tarea de crear un mundo mejor.
Tres páginas ya. Mejor voy cerrando. Comencé casi sin saber qué contar y acabé explayándome, como siempre, y no sólo eso: acabé poniéndome ñoñísima.

Gracias de nuevo, Jairo. Espero que este post haya aportado algo interesante.

¡Hasta luego!

Silvia- Vengatriz

6 comentarios:

  1. ¡Muchas gracias! :) Yo creo que sería más fácil decir que nos conocimos porque soy amiga de tu novia XD ¡cómo te complicas! jeje. Ahora ya sabes que es tu turno, ve pensando algo que tenga que ver con la inserción laboral, la crisis o las oposiciones :) y me lo mandas cuando lo tengas. ¡Un abrazo!

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  2. Silvia uno no es de dar algun rodeo, de todos modaos gracias a ti por tu intervencion y tranqui que el post en cuanto tenga un hueco te lo mando

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  3. Las oposiciones son muy duras... lo sé bien de experiencia propia. Y el deporte en sí es chungo y a veces poco gratificante. Puedes esforzarte mucho y tener la mala suerte de tener un mal día y todo tu esfuerzo para nada... pero es ahí donde creo que el deporte entra para fortalecer la mente.

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  4. Hola Silvia.
    El deporte, como casi todo en la vida, depende de cómo te lo tomes: competición, juego, vida saludable, ocio... para bien o para mal, hoy en día, se llama deporte a muchas actividades que son negocios.

    Por cierto, si consigues algún día la clave para poder madrugar... y no morir en el intento, avisa.

    Un abrazo

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  5. Gran artículo y no te falta razón.

    http://elultimogol.wordpress.com

    Un saludo!

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  6. Al Palo Largo: Tienes mucha razón, para ambas cosas hacen falta disciplina y el deporte enseña a desarrollarla :)

    Javier: Últimamente se negocia con todo. El dinero embarra cosas que podrían ser muy valiosas. En cuanto a madrugar... jeje, lo llevo muy mal, soy trasnochadora crónica. Y mañana me toca levantarme a las 6, así que eso me convertirá en un zombie. Ya os contaré.

    Anónimo: Me alegra que te haya gustado. ¿Por qué apareces como Anónimo si tienes blog? Lo pregunto porque hoy estoy teniendo problemas para comentar en algunos espacios y también soy de wordpress, así que se me ocurre que igual nuestra "casa" anda dando fallos.

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